¡El Evangelio produce alabanza!
Recordé, con muchísima alegría que cuando niño, hubiera observado una cosa muy interesante. Cuando he visto mi madre cantar, yo tenía certeza que ella estaba contente con alguna cosa.Nadie me enseñó eso, ni ella sabía lo porque algunas veces, pero yo sabía! He aprendido eso.
Casi en todo lo tiempo ella no cantaba, y murmuraba mucho… pero cuando cantaba no murmuraba.
Ella se quedaba feliz y yo también.
Hoy nosotros comprendemos eso proceso. Al Cantar expresamos nuestras emociones.
¡El tipo de música y su letra revelan nuestros pensamientos. Solamente observe las personas cuando cantan!
¡Se en la vida humana es un facto, en la vida espiritual es un principio!
Jesucristo dijo: “¡La boca habla aquello que el corazón está lleno!”.
En el texto de Hechos que estamos estudiando semanalmente, 2.47 dice: “Y alababan a Dios…”.
¡Aquella iglesia que había nascido estaba a vivir en una atmosfera de alabanza a Dios!
¡Esa alabanza no era simplemente un resultado del enseño de los apóstoles, pero de corazones llenos de alegría en estar en la presencia de Dios!
Creo firmemente que estamos necesitados de alabanza en nuestros días, esa alabanza de libre voluntad que el Espíritu Santo produce en una vida transformada por el Evangelio.
Cuando yo aún muchacho, era dirigente del grupo de alabanza por muchos años y sé cómo es fácil hacer las personas cantaren y hasta se emocionaren.
Pero tengo certeza, no es ese modo de alabanza que Dios quiere de nosotros.
¡Alabanza que no es el resultado del Evangelio en nuestras vidas, pueden hasta servir para gravar un DVD en vivo, pero no sobre el Trono de Dios, ni alegra su Corazón!
¿Cómo es su alabanza? Que motivo tienes en alabar?
¡Aprendamos con el Evangelio a vivir la alabanza que agrada a Dios!
Rev. Eraldo Gueiros
pr.eraldo@ipb.org.br
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